El fuego
En una situación de
supervivencia en zonas frías, nuestra vida puede depender de nuestra
capacidad para encender y mantener un fuego. Sin llegar a esos extremos,
podremos necesitar fuego para secarnos, calentarnos, hacer señales a los
equipos de rescate y cocinar eliminando los posibles gérmenes y
parásitos de nuestros alimentos.
También, como
excursionistas, podemos sentirnos tentados a sentarnos al lado de una
hoguera bajo las estrellas. En este caso debes tener en cuenta las leyes
que regulan estas prácticas en tu país. En España, y más concretamente
en Galicia, esta práctica está prohibida durante los meses más calurosos
y severamente penalizada.
En cualquier caso, no debes olvidar que un
fuego es muy peligroso, debes seguir todas las normas de seguridad:
- No hagas
hogueras más grandes de lo necesario, son más difíciles de controlar y
de mantener.
- Elimina las ramitas y todo material combustible en un radio de dos o
tres metros alrededor del fuego.
- No lo hagas cerca de la maleza o ramas bajas
- Ten siempre cerca un cubo u otro recipiente con agua y/o una rama
frondosa para apagarlo rápidamente si es necesario.
Siempre debemos llevar en
nuestra mochila o equipaje, especialmente si vamos a atravesar zonas
inhóspitas, un mechero y/o cerillas en un recipiente impermeable (una
caja de carrete fotográfico, por ejemplo. Lleva también los rascadores)
o impermeabilizadas (con esmalte de uñas o parafina). Si así lo hacemos,
nuestras posibilidades de supervivencia aumentarán y no tendremos que
preocuparnos de hacer fuego con medios improvisados.
Preparar, encender y
mantener el fuego
Antes de nada debemos
decidir donde lo ubicaremos, prestando atención a viento y a la
vegetación, y preparar el lugar eliminando ramas, hierbas, etc.
Es buena idea excavar un
hoyo de unos 10 ó 15 cm y rodearlo con piedras para alojar en él la
hoguera. Cuando deshagamos el campamento, taparemos las cenizas con la
tierra que sacamos, devolveremos las piedras a su sitio y dejaremos todo
de manera que nadie pueda notar que hemos estado allí. (Esta norma es
bueno seguirla tanto si hacemos fuego como si no).
Hay que buscar el material
combustible: ramas secas de diferentes grosores, la más menuda para
encenderlo y la más gruesa para mantenerlo. No será difícil de encontrar
en zonas boscosas y con tiempo seco. Las crecidas acumulan ramas en las
orillas de los ríos y en ocasiones las convierten en un auténtico filón.
Las ramas más bajas de los árboles están, con frecuencia, secas y se
rompen con facilidad. En caso de tiempo húmedo debemos buscar en los
huecos de los troncos secos, que proporcionan madera podrida que arde
bien, en zonas resguardadas al lado de rocas, caminos, grutas. Si no ha
llovido demasiado, quizá logremos madera seca simplemente descortezando
las ramas húmedas. Si no, tendremos que coger las ramas gruesas y
cortarlas en pedazos longitudinales para aprovechas las astillas secas
que obtengamos. Pondremos la madera húmeda a secar cerca del fuego.
Para prender el fuego
usaremos al principio leña más fina que dispondremos en forma de "tipi"
o de "cobertizo" con ayuda de una roca o un tronco para que el aire
circule bien y se inflame rápido. Por encima de la leña fina la iremos
añadiendo más gruesa. Si no disponemos de suficiente leña fina podemos
hacer astillas la más gruesa con ayuda de nuestro cuchillo.
En la base del "tipi" o del
"cobertizo" habremos puesto la "yesca", que es el material inflamable
que encenderemos. Consistirá en hojarasca, hierba seca, ramitas
resinosas de pinos, sus hojas o agujas, su resina. La madera podrida es
una buena yesca en tiempo húmedo, pues suele ser fácil arrancar las
partes externas de los troncos para alcanzar las zonas interiores secas.
Algunos frutos secos, como las nueces, poseen un aceite que les hace
inflamables y arden lentamente. Especialmente útil es la corteza de
abedul cortada en tiras, pues se inflama rápido, y arde despacio y con
buena llama. Se puede, incluso, hacer una antorcha improvisada
enrollando una tira de corteza a una vara.
En los lugares donde no hay leña el hombre
recurre a otro tipo de combustibles. En los desiertos se queman los
excrementos de los camellos; y en las zonas polares, la grasa de las
focas y otros animales.
Tipos de leña
No todas las leñas arden
igual, desprenden el mismo calor y las mismas llamas ni forman una brasa
duradera. Cada madera tiene sus propias características. Alan Sauri
describe en su obra "La Vida Autosuficiente - Ed. Blume" las
características de las leñas de los árboles más comunes de esta manera:
"Leñas duras: Dan poca llama, pero su calor lento y
prolongado las hace excelentes para la cocina y la calefacción.
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Arce: |
Bueno, buena llama |
Carpe: |
Excelente combustible, llama viva, buena brasa |
Fresno: |
Bueno, buenas brasas, fuego lento |
Haya: |
Buena, buenas brasas, llama clara |
Olivo: |
Excelente, brasas duraderas |
Olmo: |
Fuerte calor, quema lentamente |
Falsa Acacia: |
Buena, malas brasas, muy chisporreteante |
Roble: |
Bueno (también para carbón de leña) se consume lentamente, se
pone negro y se carboniza. |
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Leñas tiernas: Se consumen rápidamente con llamas
continuas; resultan, por lo tanto, excelentes maderas para
encender o iluminar. |
Abedul: |
Arde bien y rápido, llamas claras. Leña para
encender e iluminar |
Álamo: |
Mediocre |
Aliso: |
Arde bien y rápido |
Avellano: |
Leña para encender |
Castaño: |
Poco calor, despide chispas |
Castaño de Indias: |
Mala leña |
Majuelo: |
Arde bien y rápido aunque esté verde |
Plátano: |
Mediocre y ruidoso |
Sauce: |
Llamas claras y vivas, leña para encender |
Sauco: |
Leña pequeña para encender |
Tilo: |
Mediocre |
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Leñas resinosas: Sus ramas, de madera dura, son un
combustible mejor que su tronco, de madera más tierna. Arden con
una llama viva, pero poco duradera. A menudo desprenden un
fuerte humo. |
Abeto: |
Llamas vivas, mucho humo |
Alerce: |
Medio, chisporroteante, buen carbón |
Picea: |
Calienta rápidamente, buenas llamas, brasas de corta duración |
Pino: |
Calor y llamas vivas, poca duración. Las piñas son excelentes
para encender el fuego." |
Fuego con métodos
improvisados
Lo mejor es no cometer la
torpeza de no llevar una reserva de cerillas o un mechero. Pero si nos
vemos sin estos medios convencionales para encender un fuego existen
otros sistemas improvisados, unos sencillos y efectivos y otros más
complicados si no tenemos práctica. En estos casos se hace especialmente
importante tener preparada suficiente yesca (hierba seca, hojarasca,
etc. bien compactada para que la brasa se propague con facilidad) y leña
fina y seca para no desperdiciar una llama que puede habernos costado
mucho esfuerzo conseguir. Suele ser efectivo soplar suavemente cuando
aparece el primer puntito rojo para avivar la llama. Los métodos son los
siguientes:
Las lentes
Una lupa o las lentes de
una cámara fotográfica, los prismáticos o determinadas gafas son un
medio muy efectivo para encender un fuego, pero no nos servirá si no
hace sol. Prepara primero una buena yesca que prenda con facilidad y
apunta hacia ellas el puntito de luz.

Pedernal
y eslabón
Es un buen sistema que
funciona en cualquier circunstancia. Si no disponemos de pedernal
podemos probar con una piedra dura. (hay que probar hasta que
encontremos una que desprenda buenas chispas, y entonces guardarla para
otras ocasiones). Sostendremos el pedernal cerca de la yesca y lo
golpearemos con un trozo de acero, como puede ser la hoja de un
cuchillo, tratando de dirigir las chispas a la yesca.
Arco
de rodamiento indio
Es un conocido sistema de
fricción de aire muy aventurero, pero si no sabemos escoger la madera
que vamos a usar lo más probable es que no logremos encender el fuego.
Consiste en girar rápidamente una vara con ayuda de un arco sobre otro
trozo de madera. Construiremos el arco con una rama flexible y un cordón
(de los zapatos, mochila, anorak, etc.).
Si queremos que el método funcione debemos frotar madera blanda contra
madera dura . En cualquier sistema de fricción de madera, si obtenemos
un polvillo negro, como de carbón, habremos acertado con la madera
adecuada, en cambio, si obtenemos un polvo basto y arenoso, desechémosla
y busquemos otra.
Cuando empiece a salir humo se añade la yesca bien compactada para que
la brasa se propague con facilidad y se sopla con suavidad mientras se
continua frotando para lograr una llama.
Método de la sierra
Es
un método propio de la jungla, y consiste en usar una madera blanda,
normalmente bambú para "serrar" (efectuaremos un movimiento de sierra)
otra dura, frecuentemente cáscara de coco. Como yesca se emplea la fibra
algodonosa de la base de las hojas de cocotero, el recubrimiento piloso
marrón de algunas palmeras o la membrana que encontraremos dentro del
bambú.
Método de la correa
Usaremos una tira de ropa u
otra fibra fuerte y una rama de madera blanda. Elevaremos la rama
ligeramente colocándola sobre una piedra. Pasaremos la correa por debajo
de la piedra y tiraremos alternativamente de un extremo y del otro para
producir la fricción. Previamente habremos colocado la yesca debajo de
la rama, tocando a la correa.
Otros métodos
Podemos emplear una batería
para hacer chispas uniendo los cables de ambos polos.
También, en teoría, es posible fabricar una lente con un pedazo de hielo
que labraremos con el
cuchillo
y terminaremos dando forma con las concavidades de las manos. Aunque si
el frío es intenso el riesgo de congelación de nuestras manos puede ser
demasiado alto. También es posible usar un objeto cóncavo (el culo de
una botella, por ejemplo) para hacer la lente, vertiendo agua sobre él y
dejando que se congele. Si hacemos dos, podemos pegarlos con un poco de
agua que, si el frío es intenso, se congelará enseguida.
En ocasiones, echar unas gotas de gasolina o alcohol sobre la yesca
puede facilitar la inflamación, pero no la empapes completamente.
Si usas gasolina u otro combustible en un recipiente para calentarte,
ten en cuenta que existe un riesgo potencial de accidente. Nunca añadas
más combustible hasta que la llama se haya apagado y el recipiente se
enfríe.
Fuego para calentarse
Para aprovechar mejor el
calor del fuego debemos construir un reflector con unos leños o utilizar
uno natural (una formación rocosa, una depresión del terreno, un árbol
grueso...) hay que prestar atención a la dirección del viento para que
no nos venga el humo a la cara. Entre el fuego y el reflector
prepararemos un lecho seco, blando y cómodo donde nos colocaremos
nosotros. Y. Coineau y L. P. Knoeffler dicen a este respecto en su obra
Vivir y Sobrevivir en la Naturaleza. Ed. Martínez Roca: "Encended un
fuego intenso mucho antes de la hora del descanso; poco antes de esta,
cubrid el lecho de brasas con una fina capa de cenizas. El calor,
devuelto por el reflector, calienta durante unas 8 horas el área así
delimitada."
Fuegos para cocinar
Para
cocinar es mejor una hoguera pequeña, que consume menos leña y es fácil
de mantener. Siempre es más práctico cocinar sobre las brasas que sobre
la llama.
Podemos construir un hogar que nos servirá para poner la cazuela
haciendo un pequeño fuego entre dos troncos, dos piedras, etc.
Si nuestra cazuela tiene un asa como la de los cubos podemos sujetarla
sobre el fuego con una "grúa" improvisada con una rama inclinada sujeta
entre unas piedras y otra rama que funcionara como "percha".
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